EN TU VEJEZ

Si pudiera contarte como el Sol fue tu hermano,
y mostrarte la cuna donde duerme la luna
al llegar la mañana, me darías tu mano.
Si creyeras al verme que tu senda es el trazo
de mi brazo de roble, que eres barco y yo puerto,
buscarías refugio, dormida en mi regazo.
Si pudiera inventarme, como un niño travieso,
una nueva aventura que calmara tus noches
al llegar cada invierno, me darías un beso.
Morirán mis deseos, como fallece el viento;
curarás tu dolor con olvido pintado;
y otra mar y otro cielo, te darán nuevo aliento.
Lucharás contra el miedo mientras ríes y lloras,
beberás decisiones, errores y desprecios,
y el reloj llenará de recuerdos tus horas.
En ese eterno encuentro del pasado y presente,
la sonrisa inocente mientras cuentas relatos
en el rostro de un niño, despertará tu mente.
Será la madrugada de brillo nacarado;
brotarán como un sueño los cuentos de tu infancia;
No llores hija mía, siempre estuve a tu lado.
M.A.W. 10-9-04®
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